Después de terminar el encuentro de fútbol y ganar, los jovencitos del equipo se van a celebrarlo al vestuario, pero como son chavales muy sanos no sacan el champán, sino que sacan sus rabos para beber de ellos todo el semen que puedan sacar y poner el culo para dejarse meter un gol por sus colegas, un gol húmedo con un buen lecherazo.
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