Las visitas al barbero en este cuartel militar siempre acaban de la misma manera, porque el barbero es un artista que pone muy cachondos a los clientes cada vez que les pasa la maquinilla por la cabeza y estos se ponen tan calientes que al final le permiten sentarse encima de sus rabos y que cabalguen hasta que los dos echan una buena corrida en pago al servicio prestado
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